Por fin mar.
En una escapada rápida (con sus 10 h en coche a la ida y a la vuelta) y después de comprobar la previsión meteorológica 17 veces al día (daban lluvia), nos plantamos en Cinque Terre (Italia) para disfrutar de los últimos días del verano.
Alquilamos una casita en Riomaggiore y pasamos 3 días cogiendo el tren a Manarola y Monterosso al Mare, falando galego, bebiendo Aperol y comiendo pizza. Y al final hizo sol. Un sueño, vaya.