Momento de auténtica realidad.
En octubre nos mudamos al nuevo piso y pudimos celebrarlo con las amigas (sin saber que un par de semanas después nos confinarían *hasta abril).
Desde entonces, hemos cambiado el orden de los muebles unas 300 veces y ahora odio pasear porque es lo único que se puede hacer. Lo que me mantiene cuerda es disfrutar del proceso de preparar el desayuno, cocinar mientras escucho podcasts, buscar muebles de segunda mano en Willhaben, los rayos de sol que entran a veces por la ventana, abrir cada mañana un regalo del calendario de adviento, cuidar de las plantas y LA NIEVE.